Eclesiastés 9: 1
Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para
declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en
la mano de Dios.
Todo está en la mano de Dios, es una buena afirmación para emprender el día con la seguridad precisa que me exige la vida misma.
Que los justos y los sabios y sus obras están en la mano de Dios. Lo
que Dios decida hacer conmigo y en mi hoy, es algo que solo le pertenece
a su soberanía. Ya no me desesperaré para lograr mis propios anhelos,
sino sabré esperar en su presencia para que se logren los objetivos
divinos en mi. Si quiero auto-promoverme estaré dando un paso en falso
en el largo puente de madera que me conduce al otro lado. Necesito
conocer el plan de Dios para mi, para mantenerme en la perspectiva
correcta, pero será él quien toma la decisión en cuanto a como y cuando
llegaré a la tan anhelada orilla opuesta.
Hoy recuerdo de Carlos Spurgeon quién, cuando aún contaba con treinta
años de edad, tenía a cientos de personas haciendo cola bajo la nieve
en espera de que el Tabernáculo de Londres abriera las puertas para
oírlo predicar. No fue posible en ese tiempo construir un edificio lo
suficientemente grande para dar lugar a toda la gente que lo quería
escuchar. Aún antes de llegar a la edad madura era un ministro de la
palabra, quien recibía muchas invitaciones y por lo tanto fue muy
criticado. Spurgeon en una ocasión dijo:
“El éxito expone al hombre a la presión de la gente, y por tanto lo
tienta a mantener sus logros mediante métodos y prácticas carnales, y a
dejarse dominar plenamente por las exigencias dictatoriales de una
incesante expansión. El éxito podrá subírseme a la cabeza; y lo hará a
menos que yo recuerde que es Dios quien realiza la obra, que puede
seguir haciéndolo sin mi ayuda, y que es capaz de proveerse de otros
medios cuando quiera bajarme los humos”.
Señor, gracias en este día, porque sé que tanto el justo como
el sabio y sus obras están en tus manos. Nada de lo que pueda suceder y
elevar mi orgullo, podrá tocarme si mantengo la perspectiva, de que
todo está en tus manos. No es lo que yo hago, eres tu quien realmente
manifiestas tu poder.
Señor, perdóname las veces que he permitido que la vanagloria
inunde todo mi corazón y las veces que me he olvidado de que todo lo
que sucede viene de tu mano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario