El bautismo cristiano es un
mandamiento bíblico que debe observar toda persona que se ha arrepentido
previamente de sus pecados y que desea la salvación provista por DIOS (Marcos
16:16, Juan 14:15, 1ªJuan 2:4).
La palabra bautismo viene del
latín “baptismun”, que a su vez viene del griego “bautismo”, que significa:
sumergir, zambullir, hundir en el agua. Los relatos bíblicos que se refieren al
bautismo nos enseñan que las personas que fueron bautizadas fueron sumergidas
en el agua y no simplemente rociadas o lavadas. Por ejemplo en Hechos de los Apóstoles capítulo
8 versículos 26 al 40 encontramos que Felipe le predica el evangelio a un etíope
y ese etíope acepta el evangelio de Jesucristo manifestando su deseo de ser
bautizado (ver el verso 36). El verso 38 dice que los dos descendieron al agua
y que Felipe bautizó al etíope, y el verso 39 dice que una vez realizado el
bautismo subieron del agua. Cuando la Biblia menciona el bautismo de Jesús
dice: “Y Jesús después que fue bautizado, subió luego del agua..." (Mateo
3:16). El apóstol Pablo también sustenta esta posición al referirse al bautismo
como una sepultura en el agua (Romanos 6:4, Colosenses 2:12).
Juan el Bautista asumió este rito dándole el
sentido de medio para la conversión (Marcos 1:4) y purificación del pecado.
Esto implicaba que el templo ya no era el único lugar para la obtención de la
expiación. El bautismo que administraba Juan el Bautista es una prefiguración
inmediata de lo que iba a ocurrir cuando Jesús estableciera el período de la
gracia. Según el evangelio, el Bautista tenía conciencia de que el rito que
realizaba era un anuncio del que vendría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario